La contradicción se encuentra en que una persona que adquiere una estética determinada para revelarse como singular, desviándose de las corrientes de moda más comunes, en realidad está creando otra distinta. Se ven como disidentes frente a un grueso de imitadores, pero para Simmel eso no es más que una forma inversa de imitación. Otra contradicción es que la propagación de una tendencia en la moda desemboca necesariamente en su fracaso. Toda moda ampliamente aceptada pierde su atractivo al dejar de ser un elemento diferenciador.
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